
Siempre me consideré una mujer muy romántica. Me seducía que me regalaran flores o me dedicaran poesías. El hombre que mi fantasía había forjado, debía ser un gran romántico, de esos que mueren por amor, de esos que corren riesgos, en una palabra, pura utopía. También tenía una fantasía, yo no la consideraba ni la considero insana, me atrapaban las grandes historias de amor entre mujeres comunes y religiosos, esos que tenían vedado el amor hombre-mujer. En una palabra, me gustaban las sotanas. Era como un desafío, pero un Gran desafío. Poner al hombre en la encrucijada de elegir entre Dios o el amor terrenal. Siempre despertaron mi curiosidad aquellos hombres que eligieron el celibato, indagaba en los por qué, pensaba que algo había detrás, los veía misteriosos,inalcanzables. Y por supuesto me lo cuestionaba todo el tiempo. ¿ Cómo podía ser tan casquivana ?.No un profesional, no un artista, no un soldado...Sí un Cura, un sacerdote, un Monje negro. Tal vez-me decía-, en mi vida pasada habría vivido una historia de ese tenor.A eso tengo que sumarle que la música sacra me provocaba sensaciones extrañas. Ergo: O había amado a un religioso o había sido uno de ellos que había sufrido por transgredir mi voto de castidad. Algo hubo, así lo siento.
Un día cayó en mis manos el Libro Verde Oscuridad de Anya Seton. Ese libro movilizó mi mente y mi fantasía al extremo de sentir que era yo quien había vivido esa historia. Yo lo había vivido-como decimos muchas veces-. Yo era Celia-que también era de Géminis en la historia-y Sthepen el hombre al que había amado. Ese libro hablaba de alguna de mis vidas pasadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario