Tengo que decir que al principio, mi relación con Fabian fue bastante emocionante.
Esas cuestiones del "dar que hablar" me generaban cierta adrenalina que a mí me hacían disfrutarla sanamente. Había mucha alegría, mucha pasión, mucho romanticismo.
El hecho de que él fuera celoso-no sé si porque me quería o por su ego-, me hacían sentir muy bien. Y las presiones externas por la diferencia de edad gestaban desafios que me impulsaban a vencer.
El tenía discusiones constantes con sus mamá, yo con mi viejo que me miraba como si fuese una descarriada y mi jefe seguía sin poder comprender la situación.
Todo eso hizo que mis vivencias fueran atípicas, a puro condimento. Y el tiempo con su sabiduría asentó las cosas.
Al final conseguí hacerme compinche de su mamá a partir de un gran quilombo que se armó en su casa.
Yo estaba en la cocina y el quería imponerse sobre las críticas de su madre hacia mí. De pronto Fabian se puso muy violento con ella y yo salí a defenderla. Y como suele pasar, ella comprendió que yo no era una veterana desquiciada sino una mujer que podía contener los desequilibrios impetuosos de Fabian y que al fin y al cabo era una mujer con nivel y educación. (Esto no es vanidad,es realidad).
Lamentablemente, el tiempo también empezó a mostrar que a la larga, la diferencia de edad empieza a hacer estragos.
El primer bochorno lo sentí cuando nos fuimos con mis viejos a Punta del Este. Como él era menor e hijo de padres divorciados, tuvieron que hacerle un poder para salir del país. ¡ Mi Dios !.
Y después empezaron los despueses-ésta frase la uso muy seguido-.
Los celos de Fabian empezaron a sofocarme. También su posesividad. Mi potrillo loco me manipulaba como el mejor.
_ Por qué salis con tus amigas y conmigo no ?,_ Las querés más a ellas ?_
La relación empezó a irse al carajo cuando Fabian intentó ponerse entre mi jefe y yo.
Mi jefe acostumbraba hasta entonces, a invitarme a almorzar o a sentarme en su escritorio para la hora del café y compartirlo con una charla.
Fabian, que se sentaba al lado mio, me psicopateaba y yo ya no podía vivir ante tanta presión.
Fue en uno de esos momentos en que comencé a sentir un deseo irrefrenable de huir.
Mi jefe,espontaneamente me llamó a su escritorio para el cafecito. Fabian me decía fuera de si _No vayas_
_Tengo que ir..._
_No vayas_
El caso es que fui.
Fue a la salida del trabajo en que mi jefe caminaba hasta la playa de estacionamiento para sacar su auto y Fabian empezó a seguirlo pisandole los talones y cubriendo con su figura de más de metro ochenta,los escasos metro sesentaypico de mi jefe. Simplemente lo amenazó con su presencia silenciosa.
A la mañana siguiente, mi jefe me confesó que le había asentado una denuncia en la comisaria diciendo que si algo le pasara, el culpable se llamaba....ya lo saben. Y al poco tiempo, lo rajó de la oficina y lo mandó a otro sector de la empresa. Aquí empieza otra historia.
Continuará...
jjj
ResponderEliminarHola Manoushe, soy May, pasaba por aquí y no me pude resistir sin saludarte después de tanto tiempo.
ResponderEliminarMe encanta tu blog, me resulta muy ameno y divertido, tal como te recuerdo a ti, fresca, resuelta y encantadora.
Saluda de nuestra parte a Marcelo del que tantos recuerdos gratos guardamos tanto Fernando como yo. Me he pasado por su blog y veo que sigue siendo tan tierno como siempre, es una suerte que lo tengas en tu vida, es una excelente persona Un millón de besos a los dos...
Con el cariño de May