Entró a trabajar en mi oficina cuando estaba en E.L.M.A. Tenía diez años menos que yo. Era alto, rebelde, arrastraba los pies cuando caminaba lento y se sacudía el pelo largo y libre. Nos hicimos amigos, así empezó la cosa.Compartíamos las horas de trabajo,salíamos juntos a almorzar,eramos cómplices.
Faby tenía en sus años toda la juventud que yo llevaba en mi mente y en mi corazón.El 19, yo 30.
Nuestra historia se concretó en una salida a tomar algo en un bar de la calle Corrientes, por ahí. Yo sabía que él sentía algo especial por mí, pero como era tímido y pendejo no se animaba. Entonces puse en marcha mi estrategia. Le dije que no podíamos ser amigos porque me sentía falsa ya que a mí me pasaban cosas con él a pesar de la diferencia de edad. Simplemente me contestó que le pasaba lo mismo, se dobló por sobre la mesa y me dio un beso. A partir de allí comenzó el escandalo en la Empresa.( Uno de los varios escandalos que provocaba mi personalidad).
El más horrorizado fue mi jefe, no podía entenderlo ni aceptarlo. El ya venía advirtiendome que a Fabian yo le gustaba desde el día que lo vio regalarme una muñeca Pepona para mi cumpleaños que era más alta que yo. Pasé a ser una especie de corruptora de menores. Sin embargo la relación se hizo formal, fuerte y duradera. Dos años y medio y un anillo de compromiso.
Tuve que pasar por la descalificación de su madre-que era razonable- y por las críticas de mi viejo. Todo era razonable, absolutamente todo.Es lo que suele ocurrir en el común de las historias de amor entre personas con tanta diferencia de edad, especialmente cuando la veterana era la mujer, yo.Sin embargo arremetimos con todo, enfrentamos y seguimos. Fabian era todo lo que Jorge no era. Me llenaba de rosas rojas-hábito de los leoninos-, me escribía Te amos, me celaba y me hacía sentir una reina. Así comenzó nuestro romance.
Continuará.........
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