Mi vida para mí.

Ya pasé la etapa de los blogs públicos, llevo como treinta.Sin embargo jamás hice mi propio blog, uno que hable un poco de mí, de mi historia, mis amores y desamores, mis viajes, mis poemas, mis relatos, mis amigos, las cosas que me gustan.Por eso quiero inaugurar esta especie de Diario íntimo-aunque tal vez no tanto-. Simplemente para escribir lo que sienta, lo que quiero, lo que me sale, lo que Soy. "Escribir para mí y por mí". Bienvenido a mi PC blog amigo, aquí charlaremos juntos de tanto en tanto-ya que soy furtiva e inconstante-.

7.8.09

Mi hermano Gustavo.




Le mandé una invitación para entrar a este blog, pero es muy factible que no lo haga -aunque tal vez, en un momento de aburrimiento o de descanso de su intenso trabajo, se le ocurra espiar para saber quién soy un poquito mejor-. Con mi hermano tenemos la típica relación de hermanos, eso significa que nos queremos pero nos la pasamos discutiendo y en general, por boludeces. Porque yo creo que la realidad es que somos bastante parecidos y tenemos muchas coincidencias, pero nunca las hablamos, claro. Gustavito era muy lindo, alguna vez alguien dijo que era albino por el color de su pelo.Patrañas. Mi hermano nació rubio-no sé por qué ya que mis viejos tienen pelo castaño-. Algunos parientes coincidían en que tanto yo como él, habíamos salido parecidos a mi abuela Regina.No nos parecemos a nuestros padres fisicamente.
Cuando era chiquito me seguía por todas partes para que yo le contara todos los cuentos de fantasía que me salían de la cabeza, lo tenía pegado-dicen-. Su característica era la voz, gruesa y grave para su edad, por eso decían que tenía voz de trueno. Hoy me pregunto quién carajo escuchó alguna vez hablar a un trueno pero en fin, tal vez en esos años los truenos hablaban. Lo bueno que tenía era que se enganchaba con mis ideas-tiene tres años menos que yo-.Y no recuerdo muy bien qué pasó el día que le sugerí subirnos a una alfombra para volar como Aladino. Mi idea no estaba mal para mis seis años. Mamá había puesto a secar en el patio, una alfombra rectangular de unos dos metros. Yo quería subirla a la medianera y una vez allí, sentarnos los dos y al gritito de 1 levantar las colas y con mis manos ir llevando la alfombra al vacío, ir corriendola de la pared. Y 2 y otro poquito. Estaba convencida de que cuando la mitad de la alfombra quedara en el aire, levantaría vuelo. Lástima que no sé si volamos.Tal vez sí y por el golpe quedé con amnesia.

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