Y hace tres días soñé con un compañero desaparecido, Eduardo-a quien le escribí un relato que aporté en este blog-. Eramos compañeros del Nacional pero no éramos amigos, yo no sabía casi nada sobre su vida, cruzabamos saludos nomás. Y lo soñé vivo, con la edad de cuando íbamos al colegio. Estabamos sentados con alguien más y yo le preguntaba sobre su ideología política (Obviamente en el sueño, lo relacionaba a su desaparición pero nunca supe dónde militaba, ni siquiera si lo hacía).Primero me decía una palabra en clave que no recuerdo, pero después, cuando me desperté, me quedó en la memoria que pertenecía a algún partido de Izquierda y una de sus causas-me había dicho dos pero me olvidé-, era que exigían que se les dieran remedios y medicina grátis a los pobres. En fín, por contarles nomás. Otro día voy a hablar del único sueño con un amigo muerto que me dejó sabor amargo, un sueño feo. Y mi amigo-que hoy está en la mísma nube que todos los demás-, estaba desaliñado y enojado conmigo. Allí hay algo de lógica. Nuestra relación se había cortado mal, él se había enojado conmigo y yo sentía culpas. A los cinco años me enteré de que había muerto. Ernesto, un loco lindo, un negro bolichero, uno de esos que parecen inmortales.
PD: En la foto con el negrito, Ernesto Santillán, un hombre a quien no voy a olvidar.
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