Yo pasaba por momentos de abulia y sedentarismo gracias a mi fibromialgia no diagnosticada. Fue allí cuando mi hermano tuvo la brillante idea de regalarme su PC.
Cómo no sabía manejarme, empecé a navegar y caí en un grupo maravilloso que se llamaba "Amigos sin Fronteras".
La gente que allí conocí resultó ser genial. Y ahí adentro estaba Marcelo-con un nick-y escribiendo sus poesías. Yo escribía porque me gustaba, él lo hacía como terapia. Entre lo que escribía había unos cuatro poemas a la "luna" y como yo también le escribía a la "luna"-prueba de ello son mis poemas aquí dentro-, un día lo felicité. Solo veía una foto.
Con el tiempo decidimos conocernos varios de los que integrabamos el grupo y ahí apareció Marcelo. Nos hicimos amigos. Agua y Aceite, Derecha e Izquierda, ebullición y tranquilidad,nada en común. Salimos un par de veces a tomar algo.Después empezó a venir a casa y así las cosas.
Un día me sorprendió el llamado de un hombre que había sido uno de los dos amores más importantes de mi vida,Enrique Perez. Habían pasado quince años de nuestra ruptura y aparecía fresco diciendose llegado de Madrid y unas cuantas cosas más que no voy a contar porque no tiene sentido.
Me encontré con Enrique en la Jockey de Martínez y todo fue para el carajo, éramos los cadaveres de lo que habíamos sido alguna vez. Quique se volvió a Madrid pero seguimos en contacto por chat y cartas.
En uno de sus locos arrebatos me propuso que me fuera a España y en mi afan de pelear contra lo mal que me sentía acepté el desafío. Pero me psicopateaba la idea, la situación, mis pensamientos, él, todo era un gran despelote en mi cabeza y en mi debilidad.
Así ocurrió una noche. Me acosté y empecé a fantasear con la libertad de irme a Madrid y corriendo el riesgo de cualquier cosa-así era con Quique-.
De pronto escuché una voz que se entrometió en el quilombo de mi mente. La voz dijo _decile a Marcelo que se venga a vivir con vos-. Supe que hablaba mi corazón. Al día siguiente se lo propuse y en febrero del 2.005, mientras yo estaba en Pinamar, Marcelo agarró los bártulos que le quedaban luego de vender la casa y se vino.
Desde entonces, con discusiones, diferencias y también algunas afinidades,estamos juntos. El pacto lo hice yo. Ya no me interesa enamorarme y él tampoco quería más relaciones. Ahora juntos, para bien y para mal, para siempre o para cuanto soportemos.
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