
A pesar de que esta enfermedad anula cualquier proyecto o compromiso, mis sueños concientes siempre son positivos, siempre me digo :YO PUEDO. Abro los ojos y planeo el día con cosas simples, placenteras. Pienso en ponerme de pie y arreglarme bien, liviana, fresca. Sin embargo llegaron las pesadillas, esas que marcan los temores y la impotencia de la realidad. Mi sueño de anoche fue espantoso y me desperté gritando ¡ Ayuda!. Y no me gustó. Ya acepté este problema, lo padezco desde hace diez años, incorporé el dolor y la rigidez que a veces quitan la respiración pero con la paciencia y la seguridad de que a las horas va a menguar.
En mi sueño estaba en un lugar de Buenos Aires, enorme, zona Sur, de trabajadores. Había un parque gigante con sitios culturales y árboles y luego avenidas que yo no conocía. Y me sorprendió la noche. Me había perdido, no podía leer el nombre de las calles y nadie me los decía, no encontraba gente. Tampoco veía los números telefónicos de mi celular. Corría de una punta a otra y cada vez me metía en un laberinto enorme de pastos y alambres que limitaban mi salida. Y al final grité.
Siempre tuve sueños recurrentes sobre estar en sitios desconocidos, siempre de noche y sin embargo encontraba la salida, las puertas, podía volar y ver en la oscuridad.
Tal vez fue el llamado de mi primo la noche anterior diciendo que tenía que irme a Pinamar a firmar el boleto de venta del departamento. Tal vez que le dije que yo NO PODÍA. Tal vez fue la humillación que sentí por tener que pedirle a mi hermano que se hiciera cargo porque mi cabeza no responde a papeleríos y menos a situaciones estresantes. Tal vez fue ese correo que me mandó la negra con el link que muestra mi diagnóstico como justificado para jubilarme y sacar pensión por discapacidad. No lo sé.
Ahora estoy de pie y voy a comenzar el día. Luego Pilates y si tengo ganas a preguntarle a mi Socia si nos reunimos éste viernes-otro más con lluvia, como un ritual-. Pero el sueño me desconfiguró la cabeza. Espero que haya sido provocado por esa junta de sucesos pequeños, me niego a que se repitan. YO NO VOY A SUCUMBIR. MI ORGULLO Y OPTIMISMO NO ME LO PERDONARÍAN.
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